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| | pyrokinesis I | |
| | Autor | Mensaje |
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naruto extreme Moderador Psiquico
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| Tema: pyrokinesis I Sáb Jun 28, 2008 11:39 pm | |
| Clase I de Pyrokinesis
Como ya sabemos, la Pyrokinesis es la habilidad psíquica del hombre de crear o alterar fuego a partir de su energía o prana. Para comenzar con la práctica de esta fabulosa habilidad debemos entender sobre qué bases se apoya, y qué métodos psíquicos harán que nuestra habilidad aumente con el tiempo. Una de esos métodos es la meditación. Esta clase apuntará a eso, y el objetivo del “alumno” será poner énfasis en su práctica durante todo el curso de Pyrokinesis para poder ver las mejoras que ésta causa en las habilidades psíquicas.
Meditación: La meditación nació en oriente, aunque como la llamamos comúnmente nosotros, allí no existe... La mayoría de las veces, al meditar nos equivocamos y esa meditación no nos da ningún beneficio, por el simple motivo de que lo estamos haciendo equivocadamente. Aquí les dejo unos fragmentos del libro “Nube Vacía, Las Enseñanzas de Xu Yun”: “Para los budistas el quietismo no es meditación. Acorralar un caballo salvaje no le hace manso ni reaccionar a las riendas. Puede reposar durante un rato y parecer tranquilo. Incluso puede comenzar a pacer. Pero cuando se abra la puerta se escapará tan salvaje como siempre. “Saben, en Nan Hua Si, el monasterio del Sexto Patriarca, una vez hubo un monje que empleaba unas horas cada día en sentarse tranquilamente sobre su cojín, disfrutando de la paz y tranquilidad que le traía. Pensaba que estaba meditando. Hui Neng, el Sexto Patriarca, dándose cuenta del error del monje se acercó a él. "¿Por qué dedicas tanto tiempo a tu cojín cada día?” le preguntó. El monje levantó los ojos sorprendido. "Porque quiero hacerme un Buda”, respondió." Hui Neng sonrió. "¡Hijo mío” dijo, “¡puedes hacer un espejo puliendo un ladrillo antes que hacerte un Buda sentado en el cojín!"” “Antes de entrar en un estado meditativo siempre estamos despiertos y alertas. Nuestras mentes, liberadas de las solicitudes externas, se centran en nuestro ejercicio de meditación. Después de haber tenido éxito en alcanzar el estado meditativo estamos, normalmente, bastante eufóricos. El vértigo alegre es experimentado por practicantes de todas las religiones. Se llama Enfermedad del Chan, Intoxicación de Dios, o Locura Divina. El quietismo no produce euforia. Produce una inactividad parecida a la de un zombi que no tiene nada que ver con el Budismo Chan o cualquier otra religión, excepto, tal vez, el vudú.” “Nunca deberíamos comenzar un ejercicio de meditación si estamos excitados o inquietos. La mente y el cuerpo deben llegar a un estado relajado.” “Si nuestra agitación es meramente una condición temporal, debido quizás a estar agitados o fatigados, deberíamos seguir el método de la "vara de incienso de solo media pulgada". Simplemente nos sentamos en silencio y miramos como arde la vara de incienso durante media pulgada. Si en este tiempo no hemos recuperado nuestra compostura, deberíamos terminar la sesión de meditación. Siempre podemos
2 intentarlo más tarde. Asimismo, nuestra respiración debe ser suave y rítmica. Ocasionalmente, mientras estemos practicando meditación, pueden nacer pensamientos perturbadores o nos puede costar respirar debido a que estemos realizando incorrectamente una técnica de respiración. De nuevo deberíamos seguir el método de la "vara de incienso de solo media pulgada", y permitir que nuestra mente y nuestra respiración se asienten antes de continuar la práctica.” • La Postura “alguien que pueda sentarse fácilmente en una postura más formal como la posición del loto, puede utilizar esta postura para obtener una ventaja. Por supuesto debemos sentarnos de forma erguida para que de este modo nuestros pulmones puedan expandirse completamente. No podemos dejarnos caer ni hacia adelante ni hacia los lados. Si nos encontramos al borde del sueño, deberíamos espabilarnos con unos pocos tragos de té, balanceándonos de lado a lado unas pocas veces, y tomando unas pocas respiraciones profundas.” • La Respiración “Antes de comenzar cualquier técnica de meditación formal, es absolutamente necesario obtener el control de la respiración. Hay dos aproximaciones básicas al control de la respiración: desestructuradas y estructuradas. En ambos métodos los pulmones son comparados a un fuelle. Cuando deseamos llenar un fuelle con aire, separamos los mangos. De la misma forma, cuando deseamos inflar el pecho, comenzamos por extender el abdomen, empujándolo hacia afuera, separándolo de la columna vertebral como pensando que estamos apartando los mangos de un fuelle. Cuando exhalamos, primero dejamos que el aire se escurra y entonces contraemos lentamente el abdomen, exprimiendo el aire que queda en los pulmones como si estuviésemos cerrando el fuelle. Nuestra intención debería ser siempre la de respirar de manera tan sutil y no forzada, que si alguien pusiera una pluma de avestruz ante nuestra nariz, no la agitáramos ni al aspirar ni al exhalar. 1. En la respiración desestructurada, bajamos la mirada y simplemente seguimos la respiración, contando diez respiraciones seguidas. Si perdemos la cuenta, simplemente comenzamos de nuevo. Cuando completemos diez cuentas o ciclos de respiración, simplemente comenzamos de nuevo. Comenzamos centrando nuestra atención en la inspiración, fijándonos como el aire entra en la nariz, desciende por la garganta y llena los pulmones. Vemos mentalmente expandirse el pecho y levantarse los hombros. Cuando nos preparemos para exhalar, tomemos nota de la cuenta; y entonces veremos como el aire se escurre de nuestros pulmones hacia la nariz. Nos damos cuenta de que nuestros hombros se relajan y caen, y también de que nuestros pulmones se vacían. Cuando completemos la exhalación, observamos contraerse nuestros músculos abdominales. Con práctica, todos los músculos de nuestro abdomen, ingle y nalgas se contraerán para hacer salir el aire residual de los pulmones. Por la misma razón, es más fácil contar ciclos de respiración cuando comencemos a exhalar que cuando comencemos a inhalar. Pero cada uno de nosotros es diferente. Contar inhalaciones o exhalaciones es un asunto de elección personal. 2. En la respiración estructurada, inhalamos, retenemos la respiración, exhalamos y, o bien comenzamos un nuevo ciclo, o bien mantenemos los pulmones vacíos antes de comenzar otro ciclo de respiración. La cantidad de tiempo que destinamos a cada parte del ciclo depende de la fórmula particular que sigamos. Ya que la capacidad de los pulmones varía de individuo a individuo, no puede ser suficiente una única fórmula. Los practicantes pueden escoger entre las variadas proporciones: a. La proporción 4:16:8, requiere que la inhalación tome 4 cuentas, que la retención tome 16 cuentas, y la exhalación tome ocho cuentas. La proporción 4:16:8:4 requiere un periodo adicional en el que los pulmones quedan vacíos durante cuatro cuentas. Esto es más difícil, pero muchos practicantes la encuentran más propicia para alcanzar estados meditativos profundos. Normalmente, un segundo por cuenta es la cadencia prescrita. Sin embargo, hay quien tiene gran dificultad en mantener su respiración, por ejemplo, durante dieciséis segundos. Estos individuos deberían entonces mantener su respiración simplemente durante doce segundos. Con práctica alcanzarán rápidamente la cuenta de dieciséis. Si doce también es muy difícil, entonces pueden probar con ocho y trabajar hasta llegar a doce, y después a dieciséis. b. La proporción 5:5:5:5 u otras cuentas igualadas similares también son muy efectivas. Los principiantes pueden encontrar más fácil eliminar la cuenta final de mantener los pulmones vacíos. La intención de todos los ejercicios de respiración es establecer una respiración controlada y rítmica. Resistiendo el impulso de abandonar Por una razón que nadie ha podido determinar aún, a menudo encontramos que cuando nos sentamos a meditar nuestro cojín se convierte en una montaña de hormigas. Los principiantes en Chan experimentan con más frecuencia esta misteriosa transformación del cojín, pero antes o después nos sucede a todos. Comenzamos a retorcernos y la única cosa en que podemos pensar es en marcharnos de ese sitio que provoca comezón. Cuando nos sentamos por primera vez, estamos llenos de buenas intenciones. Planeamos hacer un programa completo - como mínimo, veinte ciclos de respiración. Pero después, tras cuatro o cinco ciclos, nos damos cuenta de que estamos sentados sobre una montaña de hormigas y tenemos que cortar nuestro corto programa.” Bueno, con esto creo que está bien por ser la primer clase. La próxima tratará sobre el autocontrol, necesario para cualquier persona que quiera aprender esta Habilidad un tanto peligrosa para terceros.
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