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| | El Precio Del Poder | |
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|AM| FrAnKKo Administrador
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| Tema: El Precio Del Poder Mar Jul 01, 2008 2:42 pm | |
| ¿Hay un costo específico que deben pagar los liderazgos femeninos? Más allá de los errores o aciertos propios de cualquier gestión de gobierno, es fácil advertir que el hecho de ser mujer ofrece un blanco preferencial tanto para el análisis como para las denostaciones lisas y llanas. ¿Pero cuáles son las estrategias que las mujeres en el poder político ponen en marcha para sostenerse y sostener la gobernabilidad? La gestión de Michelle Bachelet en Chile, la candidatura frustrada de Hillary Clinton en los Estados Unidos y los primeros meses de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, vistas en paralelo, exhiben cómo el sexismo impregna tanto el lenguaje político como el mediático; y también el peligroso –por poco cuestionado– sentido común.
Las mujeres que están en el poder –o aspiran a él– deben lidiar con que todo razonamiento político que se haga sobre ellas tenga como base una serie de lugares comunes sexistas que devienen categorías analíticas e impugnaciones concretas a su capacidad de gobierno. Esta lógica se propaga mediáticamente, pero también se escucha en la calle e impregna el lenguaje de la puja sectorial y partidaria y también muchos comentarios de expertos. Se trata de estereotipos que no se disimulan, sino que se vuelven imágenes irrecusables por repetidas, que pretenden tener peso conceptual, y que develan una naturalización –y una caricaturización– de los componentes de género en el debate público sobre la gobernabilidad, a la vez que estructuran una ofensiva sostenida contra candidatas y mandatarias. ¿Hay un costo específico que deben pagar los liderazgos femeninos? Muchas veces, tratando de enfrentar la debilidad que se les atribuye a las mujeres en el poder, ellas mismas –y/o sus asesores/as– optan por la estrategia de limitar sus propuestas políticas, en muchos casos empujando a un giro conservador de sus discursos y prácticas, como modo de supervivencia y como método de estabilización frente a las críticas opositoras. Hillary Clinton como candidata y Michelle Bachelet como presidenta ya han transitado ese camino. Ambas, sin embargo, pagaron altos costos: Clinton en la medida en que a pesar de su moderación perdió la interna demócrata; Bachelet, teniendo en cuenta su historia política, debido a las concesiones que tuvo que hacer su gobierno al aliarse con los partidos vinculados al fallecido dictador Pinochet para poder destrabar iniciativas fundamentales de gestión. ¿Cuál es la estrategia de Cristina Kirchner para enfrentar el conflicto y sostenerse en el poder cuando una de sus lenguas es la descalificación misógina?
IMAGINARIOS SEXISTAS
“Estas mujeres que llegan al gobierno o que se postulan a él ponen un analizador de género muy revelador no sólo de la clase política, sino del conjunto de la sociedad. En el caso de Cristina, si hablamos ya no de lo correcto o incorrecto de sus medidas, sino de los imaginarios políticos en danza, lo que observamos es que son de un sexismo total. Pero esto lo constatamos tanto en países periféricos como en el primer mundo, aun cuando está claro que no es lo mismo mujeres en los gobiernos que mujeres que defiendan los derechos de mujeres, es decir, que tengan lucidez de género”, puntualiza Ana Fernández, doctora en psicología de la UBA. ¿Qué quiere decir que una de las principales críticas que se escucha sobre Cristina Kirchner sea sobre su estilo, al que se lo adjetiva, sobre todo, como soberbio o autoritario? “Hay que analizar por qué se dice que un discurso de ella estuvo mejor sólo cuando agregó un ‘por favor’. Creo que le piden a Cristina que ponga una cuota ‘femenina’ como si lo femenino fuese lo componedor: justo el rasgo que destituyó a las mujeres históricamente de otros lugares porque esa actitud de componer expresa simplemente que no les daba la correlación de fuerzas para hacer otras cosas, como –por ejemplo– confrontar”, continúa Fernández ante Las12. “La soberbia no es un atributo femenino o masculino, pero hay una cuestión que es cómo se decodifica y en ese sentido se aguanta menos si es mujer. Enseguida vemos surgir la asociación de maestrita ciruela, es decir, pasa a estar asociada a una cuestión peyorativa. En cambio, vemos que en liderazgos masculinos la soberbia no es un elemento tan negativo”, advierte la consultora Analía del Franco, directora de la encuestadora Analogías.
El publicista Fernando Braga Menéndez, desde su especialidad en construcción de imagen política, ilustra: “Me llegan mensajes del tipo ‘San Martín liberó tres países con un caballo, Kirchner nos va a hundir con una sola yegua’. ¿Qué significa esto? Que hay una parte de la población que no se banca que nos gobierne una mujer, que la quieren enloquecer en los primeros seis meses; estoy seguro que es gente que sí sería más condescendiente con un modo de gobierno autoritario clásico. Por donde vivo, en San Isidro, el día en que la gendarmería arrestó a De Angeli, un tipo en un Mercedes Benz último modelo, iba en contramano y con medio cuerpo asomado por la ventanilla, gritando: ‘¡La puta está metiendo presos a los campesinos!’. Yo nunca había visto una escena así”.
Fuentehttp://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-4205-2008-06-30.html | |
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